De vez en cuando, las cosas van muy mal. Alguien resulta herido, usted se desorienta o se da cuenta de que acaba de perder una gran suma de dinero. Su instinto natural puede ser dejarse llevar por el pánico. ¿Por qué no sufrir un ataque de nervios? ¿Qué va a hacer con el dinero ahora que lo ha perdido? ¿Qué pasará con tu amigo o familiar que acaba de desmayarse y parece estar terriblemente enfermo?
El pánico es normal, pero también totalmente contraproducente. Si reaccionas así, empeorarás la situación en lugar de mejorarla, y puedes acabar causando más problemas de los que resuelves. Lo mejor es mantener una actitud fría y robótica. Puede parecer desapasionado y frío, pero es la forma más eficiente y eficaz de responder a una situación así. Puede que después entres en pánico, llores o te aflijas, pero esto ayudará a todos a afrontar el problema.
El reto, sin embargo, es cómo superar esta reacción emocional inicial. Cómo mantener la cabeza fría cuando todo va mal a tu alrededor?
Cálmate y respira hondo.
El primer paso es dar un paso atrás y respirar hondo antes de evaluar el problema. Una descarga de adrenalina -la hormona de la lucha o la huida- hace que la reacción del primer instinto se ponga en marcha inmediatamente. Esto puede ser muy útil para mejorar el tiempo de reacción, la fuerza muscular y otras cosas. Por desgracia, también reduce la actividad del córtex prefrontal, responsable de planificar y pensar en el futuro.
En su lugar, debes concentrarte en controlar la respiración y relajarte. Tu sistema nervioso parasimpático restablecerá tu estado de "reposo y digestión". Así que respira profundamente por el vientre y deja que te llenen los pulmones. No tengas mucha prisa. Sólo empeorarás la situación si actúas precipitadamente.
Busca la solución.
Ahora busca la solución más eficaz para el problema en cuestión. Mirando el suceso desde fuera, puedes intentar distanciarte emocionalmente de él. Piensa en esto como un ejercicio en el que tienes que reducir tus alternativas a las más favorables. En esta situación, es posible que seas reacio a actuar. Es casi seguro que cualquier opción que consideres tendrá una consecuencia negativa e incluso puede empeorar la situación. Sin embargo, una vez que hayas analizado cuidadosamente tus opciones y pensado eficazmente cuál es el mejor curso de acción, el siguiente paso es simplemente actuar.
Actúa de forma positiva y decidida, incluso si no estás seguro. Esto también significa aceptar que las cosas pueden salir mal y que puedes ser el culpable. En otras palabras, tienes que asumir la responsabilidad y estar preparado para asumirla si es necesario. Significa que eres capaz y estás dispuesto a afrontar la tormenta que se avecina.